martes, 26 de septiembre de 2023

El Señor llama a las mejores rosas de su jardín

 




Querido lector, en estos días estoy viviendo un acontecimiento que me ha llevado nuevamente a la reflexión. Es un tema que los humanos tratamos de evadir constantemente. Simplemente, porque la muerte es una asignatura que no se enseña en las escuelas.

 En mi libro “Respondiendo al llamado de Dios, cuarenta reflexiones para descubrir tu misión de vida” hago referencia a cómo un sacerdote, en sus homilías, siempre dice que todos tenemos una fecha de expiración, como las latas de conserva. Teniendo conciencia de ello deberíamos estar preparados para enfrentar el fallecimiento de nuestros seres queridos. La muerte es un hecho tan natural y ningún ser humano está diseñado para escapar de ella. ¿Por qué no preparamos, entonces, para nuestro regreso a la casa del Padre?

 Hoy agradezco el haber conocido a Maricarmen de la Arena. Una mujer humilde, entregada al servicio y al apostolado. Siempre con una sonrisa en sus labios y dando más de lo que sus fuerzas podían. Quizás, sin saberlo, estaba preparando su alma para el gran encuentro. Es la manera que deberíamos prepararnos todos los cristianos. Es, simplemente, lo que nos pide Jesús en la parábola de las vírgenes prudentes, porque no sabemos ni el día ni la hora.

Estoy convencida de que Maricarmen impactó muchas vidas con su testimonio de fe. Agradezco a Dios por haberla puesto en mi camino. A la pregunta de por qué a ella solo cabe responder que El Señor llama a las almas buenas, a las mejores rosas de su jardín. Descanse en Paz y brille para ella la luz perpetua.

 

Ana Yaheli 


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miércoles, 20 de septiembre de 2023

Cuba: ¿Qué han hecho con tus valores?

 Hace días vengo analizando y tratando de descifrar la actitud de ciertos cubanos que llegan a tierra de libertad. Me sorprende ver la manera en que los valores se han ido degradando de una generación a otra. ¿Dónde ha quedado la educación del cubano? -me pregunto. En mi reflexión, solo puedo entender que la represión que lleva a la falta de expresión ha hecho que, al llegar a la añorada tierra de libertad, se confunda con una libertad de expresión malinterpretada. El hecho de que podamos expresarnos libremente no significa que podamos llegar a los lugares y hacer de eso un espectáculo que deja mucho que decir del comportamiento de algunos recién llegados. Lo que indica la falta de identidad y valores que sufre la sociedad cubana actual.  

 La falta de valores ha llegado al punto de que ni tan siquiera se respeten los lugares sagrados. La Ermita de la Caridad, por ejemplo, es un lugar de acogida, pero también de oración no solo para los cubanos, sino también para fieles de otros países. Por lo que, tanto el templo, lo que representa, así como las personas a su cuidado, merecen todo el respeto. Entiéndase por tal, cuidado al vestir y al hablar. Sí, te puedes expresar libremente, pero con devoción y educación. Las palabras y comportamientos obscenos los puedes dejar en casa.

Hace unos días pude presenciar a una persona faltándole el respeto a una de las monjitas, quien además de ser una consagrada, es también una persona mayor. Hoy presencié, frente a las puertas de la Iglesia, a una persona que hacía redoblar las campanas con su gritería por teléfono. Las malas palabras ensordecían los oídos de las personas mayores y niños presentes. Las palmas, símbolos de nuestra identidad y cubanía, lloraban ante tanta falta de patriotismo.

En el sincretismo se enseña que “oreja no pasa cabeza”. Si así lo aprendiste, sea coherente y respeta el lugar sagrado que pisas. Si, por el contrario, eres ateo por lo menos compórtese con decoro. ¡Cubano has llegado a tierra de libertad para mejor! Tú y yo hemos llegado a una tierra civilizada y con una cultura enriquecedora. Te invito a no quedarte en la mediocridad y a aportar a este gran país todos los valores y el rico sabor de nuestro delicioso ajiaco cubano. Pero, sobre todo, respeta los valores heredados de nuestros mayores.

domingo, 3 de septiembre de 2023

La Caridad nos une



El pasado sábado, tuve la gran bendición de poder participar en la procesión de la Virgen de La Caridad que se celebra cada año por las calles de Miami. Sin dudas, fue un día lleno de bendición. En palabras del sacristán de La Ermita, “La Virgen salió a visitar a sus hijos” y, bajo un mismo cielo, todos se unieron en el amor.

Un recorrido que comenzó con una lluvia que fue de bendición para todos. Nuestra madre, desde el cielo, lloraba de alegría al ver a sus hijos unidos como hermanos. El fervor y la devoción por la madre de Jesús no se hizo esperar. En las trece paradas que hizo La Virgen, no solo los cubanos la aclamaban, sino también los miles de inmigrantes de países como Nicaragua, Honduras y Venezuela. Y es que la Virgen es la madre de todos y un símbolo para todos los exiliados en esta ciudad.

Ante sus ojos, se alzaba la metrópoli en la que todos fundan sus sueños. Los que se realizan, y los que se ahogan en el mar que envuelve las entrañas de esta gran ciudad. Así, al ir recorriendo las calles de Miami, a sus pies iban llegando las oraciones, las alegrías y el dolor de sus hijos. No hubo espacio para la arrogancia o el egocentrismo. Todos unidos, en la fe y en el amor, compartimos la gran alegría de recibir la visita de nuestra madre del cielo.

Al principio, tuve dudas de ir a la peregrinación. Sin embargo, la reflexión de sor Inés me hizo caer en cuenta de que quizás la virgencita tenía algo especial preparado para mí. Reflexión muy acertada de su parte, pues el carro, en el que peregriné, venía con la bandera cubana y con la imagen de la Virgen de La Caridad. Ni tan siquiera conocía a las personas que venían en él, pero la disposición y la acogida del cubano salió a relucir enseguida. Durante toda la peregrinación, no pude estar más que bendecida por la compañía de Carmucha, Mara, Alicia y su madre. Gracias a Mara por su generosidad. Gracias a Susana y a José Luis, el amor que se profesan se hizo extensivo a todos los que asistimos a la peregrinación, incluyendo a los policías que nos escoltaban. Gracias a Miami y a su gente. En verdad, La Caridad nos une.

Ana Yaheli 



“Otro año de unidad en La Caridad”

Foto: Nelber Gonzalez Nuevamente, como cada año, nuestra madre del cielo sale a visitar a sus hijos. Literalmente, Cachita, como la llamamos...